Hola a todos, este mes me está costando bastante trabajo encontrar tiempo para escribir en el blog y si esto me está pasando en mayo... no lo quiero ni pensar en junio!! entre notas, graduación, fiesta del colegio, etc. me parece que vamos a andar todos muy atareados.
Este post tenía bastante ganas de escribirlo, hace ya más de veinte años estando de prácticas en un colegio de Málaga centro, un alumno de 4 años se cayó al suelo, corriendo una práctica como yo le dijo: "arriba, que no ha pasado nada". La maestra que estaba con nosotras en el patio la corrigió, le dijo con ese tono de la experiencia: si ha pasado algo, se ha caído.
Eso me dio bastante que pensar "no pasa nada", es algo que todos decimos con cierta facilidad para quitar importancia a las cosas, quizá sea debido a que no estamos preparados para soportar el sufrimiento y tendemos a minimizar el dolor ajeno.
Pero, qué piensan los niños cuando les decimos que no pasa nada, lo que están sintiendo en ese momento, esa emoción está siendo negada y que lo que sientan en ese momento no tiene importancia, ni siquiera existe porque "no pasa nada".
Pero si pasa... puede que se hayan caído y hecho daño en las rodillas, que hayan sentido miedo a algo desconocido para ellos, que la luz esté apagada y le de miedo ir a por agua a la cocina. Siempre pasa algo.
Los niños se sentirán en esos momentos tristes, asustados, avergonzados, confusos,... un sin fin de emociones que es mejor no exteriorizar porque "no pasa nada". El mensaje que por desinformación transmitimos a nuestros hijos es que expresar lo que sienten puede ser incómodo y aprendemos a ignorar nuestras emociones y las de los demás.
Es por ello tan importante dejar de negar las emociones, hemos de aceptarlas y ponerles nombres. Debemos hablar con nuestros hijos de cómo se sienten y como nos sentimos. Verbalizar lo que ha ocurrido, ayudarle a expresar cómo se siente, etc. Resulta casi mágico el poder que esto tiene sobre nuestros hijos, sienten que les entendemos y les ayudamos a poner nombre a cómo se sienten, ya que como hemos comprobado algunas veces hay emociones difíciles de entender y explicar. Llegamos a este punto para mi es primordial usar el EMOCIONARIO, del que ya os hablé en ESTE post.
Crear esta relación de confianza con nuestros hijos les hará sentirse escuchados, comprendidos y amados sentando las bases de una comunicación sana y fluida.
¡¡Espero que os haya gustado la entrada!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario